Yo amo a Valdivia




Cuando cumplí 18 años fui a mi primera despedida de solteros, era en Casablanca, fecunda tierra de los más exquisitos mostos y que en su mayoría se exportan, dicho sea de paso, a Brasil.

Pero bueno, en aquella fiesta repleta de machos alfa y casi al amanecer, cuando del novio no se sabía nada, un tío del celebrado aconsejaba: “para saber si la mujer con la que te casas, es la mujer de tu vida, debes eructar en la misa, bailar con todas las primas en la fiesta, tomar hasta que te de hipo, llegar muy mal a casa, y cuando ella con ojos llorosos te abra la puerta, darás dos pasos, no podrás contenerte y ensuciarás la alfombra nueva que te habían regalado sus padrinos, y cayendo de bruces, vomitarás sobre el sofá que tus suegros les obsequiaron; si después de eso, esa mujer te perdona, entonces es la mujer de tu vida”; y bueno, al ver los recientes episodios “bautizo-deportivos”, recordé aquel consejo, y llegué a la conclusión, de que la Sra. Aránguiz es sin lugar a dudas, la mujer de su vida (para el Mago), y que oh suspicacia fanática, la selección chilena, es el equipo de su vida para Valdivia.

Este joven deportista de nuestra elite, me recuerda a los viejos de antaño, no solo tenían, más de una mujer, sino que más de una familia y que cuando los pillaban, “los perdonaban” si era milagrosa la sociedad antiguamente; hoy con suerte te absuelven si olvidaste pagar la cuenta de luz o del teléfono; hoy en día te debes cambiar hasta de casa si te mandas un numerito de aquellos, ni hablar si llegas en estado “inapropiado” a tu trabajo. Todo un mérito fue el hecho que después de ser desafectado, la roja es aplastada por un equipo ni tan maravilloso, la diferencia es que los celestes son ordenaditos, no son santos ni nada, pero son más ordenaditos.

La verdad, yo admiro a los care’ palo, les va bien en casi todo lo que se proponen, tienen lucas suficientes para darse gustillos, se mandan condorasos monumentales y se les quiere igual, porque después de la impotencia inicial, igual se le hecha de menos; “sanciónenlos con plata” dijo el dueño del bar, un tal Ríos. Por andar por la vida sin sentimientos culposos, declaro públicamente que “Yo amo a Valdivia”.

Carlos A. Ordóñez Herrera
En Twitter @carlos_bluex
Escrito porEquipo de Tapadón

El usuario más bacán del blog.

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