Nacional se fue de "copa" en Río de Janeiro
Los tricolores jugaron un gran partido y se llevaron el triunfo
Alejandro Etcheverry
En Twitter: @AlejoEtcheverry
Al final, parece que el Muñeco Gallardo le hizo caso al Loco Abreu, que el día anterior al partido le había contado los secretos tácticos de Vasco al DT tricolor. Pero además, Nacional mostró en el punto justo de cocción para una instancia como ésta. Bien al dente. El bolso fue un equipo maduro, solidario, compacto y oportunista: todas esas cosas que suelen ser buenos augurios en la Copa Libertadores. Así, y a pesar de sufrir en el final de manera innecesaria, el tricolor le ganó 2-1 a Vasco da Gama, para conseguir la primera victoria en Brasil por Libertadores desde 1971, y para ilusionarse con hacer camino en América.
Tal como proponía Abreu, Nacional salió bien parado, sin regalar espacios, pero sin intención de meterse atrás. Si lo hizo, entre los 5 y los 15 minutos, fue porque Vasco pudo desarrollar un circuito de fútbol bien brasileño, con laterales llegando por los costados, con volantes tocando y asistiendo, con moñas cerca del área, y con tiros de afuera que complicaron al fondo de Nacional.
Pero Nacional nunca abdicó de su idea de ir a buscarlo. Y pasado ese breve sofocón, comenzó a mostrar varios puntos altos. Una zaga firme, con un Rolín que no dejó pasar absolutamente nada; con laterales que hicieron un notable desdoble subiendo y bajando, con volantes que también se multiplicaron, arriba y abajo pero también cubriendo a sus compañeros de una banda hacia la otra –en eso Cabrera y Calzada la rompieron-.
Y adelante, Viudez jugó a la altura del jugadorazo que es, quizás como pocas veces desde que volvió a Uruguay. Tuvo visión de cancha para encontrar a Vicente Sánchez, pero también a los laterales o volantes que se desprendían, con lo que el tricolor pudo usar el manual del contragolpe, sobre todo a las espaldas de los laterales (otra de las claves que proponía el Loco). Así, aguantando la pelota cuando era necesario para conseguir compañeros que subieran, o jugando rápido cuando aparecía el espacio, el petiso se hizo desnivelante. Y finalmente fue de pelota quieta, tras un centro suyo, que llegó el gol de Scotti
Vasco se soltó en el cierre, y a base de talento individual tuvo alguna chance, la más clara una que terminó en durísima falta de Andrés Scotti. Prueba de que, aunque no se encontrara y Nacional lo hubiera maniatado, el local seguía siendo un equipo brasileño, capaz de remontar una situación adversa de la manera más imprevista
El arranque de la segunda parte no podría haber sido mejor: quite de Matías Cabrera, descarga con Vicente, pase al vacío a Viudez y gran centro de Tabaré, para que entrara Vicente y pusiera de cabeza el 2-0. Presión, descarga y efectividad, las bases de la actuación tricolor en Sao Januario.
Y hasta pudo ser más, porque pocos minutos después Sánchez se perdió el tercero de forma increíble, luego de eludir al arquero y tirarla por arriba del travesaño.
Ese gol errado, y el cansancio del enorme desgaste del primer tiempo hicieron mella. Nacional presionó por algunos minutos más, pero luego ya no pudo aprovechar el desorden del local, y la maquinaria ofensiva ya no anduvo como antes. Así, pasó a centrarse en la otra cara positiva de la noche: el orden y el no ceder espacios.
Y venía siendo un complemento plácido, porque Vasco no encontraba la vuelta, porque e repetía por el medio, porque era puro intento individual. Sin embargo, bastó que Núñez llegara tarde a un cierre para que Alecssandro entrara y pusiera el 2-1.
De ahí al final hubo que sufrir, porque lógicamente Nacional retrasó líneas, y solo apostó al contragolpe de Viudez o Abero, asistidos por Recoba, aunque el Chino pareció entrar una velocidad por debajo de sus compañeros, por lo que, con su ingreso, el equipo perdió ritmo.
Vasco quemó las naves, y fue el momento para que Burián –de poca actividad en buena parte del partido- se mandara la atajada del partido. E incluso hubo tiempo para que corriera un sudor frío cuando llegó el empate que el jurez anuló por offside.
Tal como proponía Abreu, Nacional salió bien parado, sin regalar espacios, pero sin intención de meterse atrás. Si lo hizo, entre los 5 y los 15 minutos, fue porque Vasco pudo desarrollar un circuito de fútbol bien brasileño, con laterales llegando por los costados, con volantes tocando y asistiendo, con moñas cerca del área, y con tiros de afuera que complicaron al fondo de Nacional.
Pero Nacional nunca abdicó de su idea de ir a buscarlo. Y pasado ese breve sofocón, comenzó a mostrar varios puntos altos. Una zaga firme, con un Rolín que no dejó pasar absolutamente nada; con laterales que hicieron un notable desdoble subiendo y bajando, con volantes que también se multiplicaron, arriba y abajo pero también cubriendo a sus compañeros de una banda hacia la otra –en eso Cabrera y Calzada la rompieron-.
Y adelante, Viudez jugó a la altura del jugadorazo que es, quizás como pocas veces desde que volvió a Uruguay. Tuvo visión de cancha para encontrar a Vicente Sánchez, pero también a los laterales o volantes que se desprendían, con lo que el tricolor pudo usar el manual del contragolpe, sobre todo a las espaldas de los laterales (otra de las claves que proponía el Loco). Así, aguantando la pelota cuando era necesario para conseguir compañeros que subieran, o jugando rápido cuando aparecía el espacio, el petiso se hizo desnivelante. Y finalmente fue de pelota quieta, tras un centro suyo, que llegó el gol de Scotti
Vasco se soltó en el cierre, y a base de talento individual tuvo alguna chance, la más clara una que terminó en durísima falta de Andrés Scotti. Prueba de que, aunque no se encontrara y Nacional lo hubiera maniatado, el local seguía siendo un equipo brasileño, capaz de remontar una situación adversa de la manera más imprevista
El arranque de la segunda parte no podría haber sido mejor: quite de Matías Cabrera, descarga con Vicente, pase al vacío a Viudez y gran centro de Tabaré, para que entrara Vicente y pusiera de cabeza el 2-0. Presión, descarga y efectividad, las bases de la actuación tricolor en Sao Januario.
Y hasta pudo ser más, porque pocos minutos después Sánchez se perdió el tercero de forma increíble, luego de eludir al arquero y tirarla por arriba del travesaño.
Ese gol errado, y el cansancio del enorme desgaste del primer tiempo hicieron mella. Nacional presionó por algunos minutos más, pero luego ya no pudo aprovechar el desorden del local, y la maquinaria ofensiva ya no anduvo como antes. Así, pasó a centrarse en la otra cara positiva de la noche: el orden y el no ceder espacios.
Y venía siendo un complemento plácido, porque Vasco no encontraba la vuelta, porque e repetía por el medio, porque era puro intento individual. Sin embargo, bastó que Núñez llegara tarde a un cierre para que Alecssandro entrara y pusiera el 2-1.
De ahí al final hubo que sufrir, porque lógicamente Nacional retrasó líneas, y solo apostó al contragolpe de Viudez o Abero, asistidos por Recoba, aunque el Chino pareció entrar una velocidad por debajo de sus compañeros, por lo que, con su ingreso, el equipo perdió ritmo.
Vasco quemó las naves, y fue el momento para que Burián –de poca actividad en buena parte del partido- se mandara la atajada del partido. E incluso hubo tiempo para que corriera un sudor frío cuando llegó el empate que el jurez anuló por offside.

Escrito porEquipo de Tapadón